Las abejas introducen en la colmena múltiples sustancias que la naturaleza les confiere, además de los productos que ellas mismas desarrollan (miel, jalea real, propóleos, polen, cera, etc.) es por ello que la colmena es considerada la farmacia de la naturaleza. Respirar el aire de la colmena, protegidos del contacto con las abejas, nos aporta innumerables beneficios al entrar en contacto con dichas sustancias.