El rincón del experto

La conciencia emocional y los niños- Neus Navarro

Con los ojos cerrados … ¿recuerdas de pequeño aquel olor especial cuando llegabas a casa? ¿Qué sentías cuando llegabas a la mesa y te encontrabas tu plato o cuando te hacías daño y aquellos a quien más querías te enjugaban las lágrimas? ¿O la sensación de felicidad de ver a toda la familia reunida alrededor de la mesa compartiendo una comida? ¿O aquellos veranos de vacaciones jugando en la calle hasta tarde? ¿O el primer amor? ¿O el primer beso?

Gracias a la CONCIENCIA EMOCIONAL podemos conocer nuestras propias emociones y las de los demás, y podemos poner nombre a aquello que nos pasa por dentro.

Reconocer una emoción en el momento que aparece nos ayuda a no quedarnos pegados a la emoción y a expresarla para sentirnos mejor.

Una carencia en esta competencia emocional nos deja a merced de las reacciones descontroladas.

Los niños aprenden por imitación, a través del juego y la experimentación y por su bienestar emocional es necesario hacer algo.

¿Qué se te ocurre hacer para que puedan desarrollar la conciencia emocional? Ofrecer experiencias para ser vividas en familia puede ser una buena opción, siempre quedará en el recuerdo, siempre se podrán conectar con aquellas sensaciones que vivieron.

Identificar las emociones es prioritario puesto que estas nos ofrecen datos muy útiles para tomar decisiones. Son un elemento indispensable para nuestro bienestar y son básicas para relacionarnos con los otros.

Para tener conciencia emocional necesitamos no esconder las emociones. Reconociéndolas podremos gestionarlas y solucionar la situación que las está provocando.

¿Qué situaciones podrías ofrecerle a tu hijo para que se generen emociones y puedan aprender algo?

Si no tenemos palabras para dar nombre a nuestras emociones será muy difícil llegar a analizarlas. Por eso es importante ampliar nuestro vocabulario emocional. ¿Cómo te sientes o cómo estás? Bien y mal suelen ser las respuestas más frecuentes, y miráis qué abanico de posibilidades:

Sorpresa, vergüenza, alegría, odio, rabia, asco, compasión, ternura, serenidad, nostalgia, ilusión, euforia, satisfacción, placer, gratitud, …

¡Pongamos nombre a aquello que sienten! ¡Las emociones de los niños suceden través de su cuerpo y los podemos ayudar a identificar las sensaciones corporales y a comunicarlas!

Porque si una cosa tenemos en común todas las personas son las emociones, es un lenguaje universal, no entiende de raza, color, religión, estatus social, … ¡son el motor de la vida, nuestra brújula interior, nos hacen sentir vivos!

¿Qué te comprometes a hacer a partir de ahora?

 

 

Neus Navarro Muñoz

Psicóloga, coach y formadora.

www.coachingelvendrell.es

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